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Una conversación entre Hany Abu-Assad y Ewen Macaskill
Ewen MacAskill es el redactor jefe del área política
de “The Guardian” y ha escrito muchos artículos sobre el
conflicto palestino-israelí.
¿Fue un problema rodar en Nablus?
Fue una locura rodar allí. Cada día teníamos un nuevo
problema. Tanto los israelíes como los palestinos están acostumbrados
a ver pequeños equipos de televisión. Pero lo nuestro no era
un pequeño equipo que podía filmar algo y echar a correr. En
total, éramos 70 personas y 30 camiones. A ver quién echa a correr
y se esconde con eso... Luego, a unos pistoleros palestinos se les metió en
la cabeza que rodábamos una película contraria a la causa palestina.
Sin embargo, otros grupos o facciones apoyaban el rodaje porque opinaban que
luchábamos por la libertad y la democracia. Hubo un grupo que decidió que
no presentábamos correctamente a los suicidas. Vinieron a vernos con
armas y nos pidieron que lo dejáramos. Pudimos seguir porque otros grupos
nos apoyaban.
¿El equipo llegó alguna vez a estar atrapado
en un fuego cruzado?
No hubo un solo día que no tuviéramos que detener el rodaje.
Parábamos, esperábamos a que todo se calmara y seguíamos.
¿ Es verdad que seis técnicos alemanes
abandonaron el rodaje?
(Ríe). No les culpo. La vida es más importante que una película.
Se fueron al cabo de veinte días, después de que los israelíes
lanzaran un misil sobre un coche cercano. También porque unos hombres
armados nos ordenaron que abandonáramos el lugar. Pero creo que se fueron
porque estábamos demasiado cerca de la destrucción, y la situación
empeoraba. El mayor peligro viene de los misiles. Los tiros se oyen y basta
con alejarse. Pero un misil no hace ruido hasta que cae. Eso sí da miedo.
Aunque intentaron seguir trabajando en estas condiciones,
acabaron por dejar Nablus e irse a Nazaret.
Hubo una explosión y tres hombres murieron cerca de donde habíamos
rodado la noche anterior. Estaba claro que no teníamos otro remedio,
debíamos marcharnos. Queríamos seguir rodando en Nablus por cuestión
de continuidad, pero al final todo salió bien.
¿ Cómo nace la idea de la película?
Cada día leemos en el periódico que ha habido un nuevo atentado
suicida. Es un acto muy extremo y por eso empecé a preguntarme, al igual
que todos, qué les empujaba a hacerlo. Entonces me di cuenta de que
nunca les oímos a ellos, no sabemos qué piensan. ¿Cómo
pueden justificarlo? No me refiero sólo a sus familias, sino también
a ellos mismos. Aparte de cómo los juzguemos, tienen una historia, una
lógica.
Decidió rodar en 35 mm. Sin embargo, habría
sido más rápido y más fácil usar una cámara
digital, ¿por qué tomó esa decisión?
Era un modo de diferenciar la película de las noticias que vemos cada
día en la televisión. La película no sólo retrata
la realidad, también usa la realidad para hacer un cuadro.
Pero la película parece muy realista.
Bueno, es naturalista. Pero sigue siendo una película, una historia.
Por un lado, la película es una ficción y, por otro, tiene que
parecer real. Siempre la veía como un thriller. De hecho es un thriller
político, pero también es una película psicológica,
un western y una de gángsteres. Desde que Cisjordania está ocupada,
casi se ha convertido en el salvaje Oeste. Al menos lo parecía mientras
rodábamos.
¿ Cómo investigó el tema de los
suicidas?
Estudié la transcripción de interrogatorios hechos a suicidas
que no habían conseguido su objetivo. También leí los
informes oficiales israelíes. Hablé con personas que habían
conocido a algunos que sí habían muerto, con sus familias, sus
amigos, sus madres. No había un patrón, un estereotipo, ninguna
historia se parece.
¿ Cree que tendrá problemas con grupos israelíes
y judíos que puedan considerar que la película está demasiado
a favor de los suicidas?
Sinceramente, espero que no. Con esta película sólo quiero dar
pie al debate, un debate significativo referente a los temas reales que nos
ocupan. Al parecer, hay mucha inquietud por lo que la gente pueda pensar, pero
espero que la película sirva para estimular el pensamiento. Me parece
bastante obvio que la película no apoya la violencia. Creo que todo
esto ha surgido a partir de la idea de la película, pero no de la película
en sí. Es una reacción automática. Sólo espero
que la gente vea la película antes de hacer comentarios. No pido más.
Lo curioso es que mientras rodábamos, estábamos muy preocupados
por lo que pudieran pensar los palestinos. Es verdad que pongo un rostro humano
a los suicidas, pero también soy muy crítico con ellos. Sin embargo,
nadie me pregunta si me preocupa la reacción palestina. Ahora bien, ¿qué hace
la ocupación con los seres humanos?, ¿qué es esta realidad?
Aunque no se esté de acuerdo con ellos ni con lo que hacen, no podemos
olvidar que son seres humanos.
¿ Sugiere que existe una equivalencia moral
entre los ataques israelíes en Gaza y Cisjordania y los atentados
suicidas?
Es imposible mostrar la totalidad y la complejidad de la tragedia palestina
en una película. No se puede tomar partido alegando cierta moralidad
simplemente porque matar es inmoral. La situación está fuera
de lo que llamamos “moralidad”. Creo que no me equivoco al decir
que la ocupación ha creado a los suicidas. Algunos israelíes
se empeñan en que los palestinos deben abandonar la violencia para que
empiece el proceso de paz. Me parece un argumento cíclico. Ningún
pueblo merece ser ocupado.
¿ Cómo se describe? ¿Se considera árabe-israelí,
tal como llaman los israelíes a los palestinos que viven en Israel,
o palestino?
No soy árabe-israelí, esta expresión no es correcta. Soy
palestino. Tengo pasaporte israelí, pero eso no significa que lo sea.
Mientras Israel siga siendo un Estado judío, no podré ser israelí ya
que no soy judío. No me opongo a que los judíos estén
en Palestina, pero no puedo estar de acuerdo con un Estado que convierte a
los habitantes en extraños en su país.
¿ Israel tiene algo que ver con la película?
Uno de los coproductores, Amir Harel, es israelí.
¿ Por qué rodó esta película?
Para dar pie a un debate y para convertir en visibles las historias de las
personas invisibles.
Ewen MacAskill
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